Las partículas de contaminación podrán ser descubiertas con mayor facilidad. En la feria Física A Puertas Abiertas, de la Carrera de Física de la Universidad Mayor de San Andrés (UMSA), se presentó ayer un aparato denominado Lidar, capaz de medir la polución en el aire.
Se trata de una máquina que actúa como un radar, “pero no busca objetos grandes, sino que manda ondas de luz al aire y recibe el eco de la luz cuando llega a una molécula”, explica Ricardo Forno, del Laboratorio de Física de la Atmósfera.
El mecanismo es empleado con éxito en el extranjero —continúa Forno— y la ventaja es que puede hacer la medición desde un punto determinado sin necesidad de trasladarse físicamente a ese lugar. “Desde acá (Cota Cota) podemos determinar la contaminación en El Alto o la ciudad de La Paz”.
Se prevé que la puesta en marcha del Lidar suceda a fin de año, aunque los resultados tendrán mayor precisión en 2010.
El Lidar fue una de las más de 200 muestras que se presentaron en la feria Física A Puertas Abiertas, cuya séptima versión se desarrolló ayer en Cota Cota. “Cada año vemos que los trabajos que se exponen son de mayor calidad”, comenta Wilfredo Tavera, director del Instituto de Física.
Los “inventores”
Participaron los dos centenares de alumnos que tiene la carrera. Además hubo invitados especiales de otros centros educativos y se estima que más de 2.000 visitantes acudieron a las instalaciones universitarias.
Hubo variedad entre los trabajos presentados, pero los más creativos estuvieron a cargo de los estudiantes de la carrera. Por ejemplo, Joaquín Roncal convocó al público con un vozarrón que anunciaba la batalla entre la presión y el dolor.
Sentó a una de sus compañeras en una banca con filosos clavos. Encima puso una tablilla con clavos cuyas puntas iban directamente a las piernas de la muchacha y sobre el reverso colocó un pedazo de piedra, que era molido a golpes de martillo.
Ella, cual un faquir improvisado, se levantó sin ningún rasguño y contaba que no sentía dolor. “Lo que pasa es que todos los clavos están a la misma distancia y a la misma altura, por lo tanto, la presión se distribuye. En realidad no hay dolor”, explica Roncal mientras está de pie y descalzo sobre una tabla de clavos.
Tampoco siente dolor Róger Apaza Vásquez. Él mezcla en una bañera agua con un desodorante. Con la mano ahuecada levanta un poco del líquido espumoso y uno de sus colaboradores le prende fuego con un encendedor. La llama despierta aunque no quema al universitario, quien esboza una sonrisa ante el asombro de los espectadores.
Róger aclara que no es pirómano, aunque sus “trucos” están relacionados con el fuego, como por ejemplo, el Tubo de Rubens. Se trata de un caño de más de un metro que tiene orificios como si fuera una quena gigante. Está conectado a una garrafa, tras soltar el grifo de gas se contacta con una llama de fuego y todas las perforaciones dejan escapar unas pequeñas llamas como si fueran velas prendidas.
El tubo está conectado además a un aparato de sonido, que convierte al fuego en llamas acústicas. “Este fenómeno es estudiado en Brasil porque tiene relación con los cohetes que al elevarse tienen una perturbación que puede provocar explosiones”.
Las novedades
“En esta feria tenemos muchas novedades. Además participa gente muy capacitada en el estudio de la ciencia”, afirma Pedro Miranda, uno de los responsables del evento.
Rodrigo Valdez es uno de los estudiantes destacados. Él presentó un sistema de comunicación que abarca desde Cota Cota hasta la plaza del Obelisco. “Son 8,33 kilómetros y es imposible hacer un enlace directo porque hay un obstáculo en San Isidro Bajo, por eso usamos una repetidora en esta zona”. Así se da vida a una red inalámbrica Wi-Fi.
Este mecanismo es sencillo —según la explicación de Valdez— porque usamos computadoras Pentium I y aparatos que no son complejos.
Mediante este modelo también se pretende conectar internet, videos y un sistema telefónico. “Todo esto puede ser muy útil en el área rural y a un bajo costo”.
La feria también presentó los nuevos avances del laboratorio de Física Cósmica de Chacaltaya. A partir de las partículas de los rayos cósmicos es posible entender un poco sobre el universo. En palabras del director Wilfredo Tavera, todo se puede entender a partir de la ciencia.
Mañana científica
A las 09.00 empezaron a llegar los visitantes de la feria de física organizada por la UMSA.
El Planetario fue uno de los sitios más visitados. Había fotos y un telescopio. Cerró por la lluvia.
Delegaciones de escolares arribaron en buses al complejo de Cota Cota.
La entrada al evento científico era gratuita para el público en general.
Además de universitarios y docentes hubo físicos profesionales en el encuentro.
Se impartió una decena de charlas sobre temáticas relacionadas con la ciencia.
Hubo salones destinados al cambio climático y su influencia en el ambiente.
Los organizadores calificaron de exitosa la jornada, aunque la lluvia hizo escapar a algunos.
Se trata de una máquina que actúa como un radar, “pero no busca objetos grandes, sino que manda ondas de luz al aire y recibe el eco de la luz cuando llega a una molécula”, explica Ricardo Forno, del Laboratorio de Física de la Atmósfera.
El mecanismo es empleado con éxito en el extranjero —continúa Forno— y la ventaja es que puede hacer la medición desde un punto determinado sin necesidad de trasladarse físicamente a ese lugar. “Desde acá (Cota Cota) podemos determinar la contaminación en El Alto o la ciudad de La Paz”.
Se prevé que la puesta en marcha del Lidar suceda a fin de año, aunque los resultados tendrán mayor precisión en 2010.
El Lidar fue una de las más de 200 muestras que se presentaron en la feria Física A Puertas Abiertas, cuya séptima versión se desarrolló ayer en Cota Cota. “Cada año vemos que los trabajos que se exponen son de mayor calidad”, comenta Wilfredo Tavera, director del Instituto de Física.
Los “inventores”
Participaron los dos centenares de alumnos que tiene la carrera. Además hubo invitados especiales de otros centros educativos y se estima que más de 2.000 visitantes acudieron a las instalaciones universitarias.
Hubo variedad entre los trabajos presentados, pero los más creativos estuvieron a cargo de los estudiantes de la carrera. Por ejemplo, Joaquín Roncal convocó al público con un vozarrón que anunciaba la batalla entre la presión y el dolor.
Sentó a una de sus compañeras en una banca con filosos clavos. Encima puso una tablilla con clavos cuyas puntas iban directamente a las piernas de la muchacha y sobre el reverso colocó un pedazo de piedra, que era molido a golpes de martillo.
Ella, cual un faquir improvisado, se levantó sin ningún rasguño y contaba que no sentía dolor. “Lo que pasa es que todos los clavos están a la misma distancia y a la misma altura, por lo tanto, la presión se distribuye. En realidad no hay dolor”, explica Roncal mientras está de pie y descalzo sobre una tabla de clavos.
Tampoco siente dolor Róger Apaza Vásquez. Él mezcla en una bañera agua con un desodorante. Con la mano ahuecada levanta un poco del líquido espumoso y uno de sus colaboradores le prende fuego con un encendedor. La llama despierta aunque no quema al universitario, quien esboza una sonrisa ante el asombro de los espectadores.
Róger aclara que no es pirómano, aunque sus “trucos” están relacionados con el fuego, como por ejemplo, el Tubo de Rubens. Se trata de un caño de más de un metro que tiene orificios como si fuera una quena gigante. Está conectado a una garrafa, tras soltar el grifo de gas se contacta con una llama de fuego y todas las perforaciones dejan escapar unas pequeñas llamas como si fueran velas prendidas.
El tubo está conectado además a un aparato de sonido, que convierte al fuego en llamas acústicas. “Este fenómeno es estudiado en Brasil porque tiene relación con los cohetes que al elevarse tienen una perturbación que puede provocar explosiones”.
Las novedades
“En esta feria tenemos muchas novedades. Además participa gente muy capacitada en el estudio de la ciencia”, afirma Pedro Miranda, uno de los responsables del evento.
Rodrigo Valdez es uno de los estudiantes destacados. Él presentó un sistema de comunicación que abarca desde Cota Cota hasta la plaza del Obelisco. “Son 8,33 kilómetros y es imposible hacer un enlace directo porque hay un obstáculo en San Isidro Bajo, por eso usamos una repetidora en esta zona”. Así se da vida a una red inalámbrica Wi-Fi.
Este mecanismo es sencillo —según la explicación de Valdez— porque usamos computadoras Pentium I y aparatos que no son complejos.
Mediante este modelo también se pretende conectar internet, videos y un sistema telefónico. “Todo esto puede ser muy útil en el área rural y a un bajo costo”.
La feria también presentó los nuevos avances del laboratorio de Física Cósmica de Chacaltaya. A partir de las partículas de los rayos cósmicos es posible entender un poco sobre el universo. En palabras del director Wilfredo Tavera, todo se puede entender a partir de la ciencia.
Mañana científica
A las 09.00 empezaron a llegar los visitantes de la feria de física organizada por la UMSA.
El Planetario fue uno de los sitios más visitados. Había fotos y un telescopio. Cerró por la lluvia.
Delegaciones de escolares arribaron en buses al complejo de Cota Cota.
La entrada al evento científico era gratuita para el público en general.
Además de universitarios y docentes hubo físicos profesionales en el encuentro.
Se impartió una decena de charlas sobre temáticas relacionadas con la ciencia.
Hubo salones destinados al cambio climático y su influencia en el ambiente.
Los organizadores calificaron de exitosa la jornada, aunque la lluvia hizo escapar a algunos.
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