Maderas, tubos, PVC, fierros, plásticos son sólo algunos de los materiales que utilizaron 100 estudiantes del programa de arte musical de la UMSA, para la construcción de instrumentos musicales “innovadores”, destinados a facilitar la enseñanza a personas con dificultades en el aprendizaje en esa área, como la descordinación
Los 79 instrumentos fueron elaborados con elementos reciclados caseros y se exhiben desde el lunes y hasta hoy en el salón de exposición de la Facultad de Arquitectura de la Universidad Mayor de San Andrés (UMSA).
Estos aparatos son de creación propia y para su fabricación se utilizaron materiales sencillos, explica el docente David Quispe, quien asegura que los estudiantes quisieron plasmar la teoría a la práctica dentro de la materia de Psicopedagogía Musical, que se imparte en el programa de artes musicales de la Facultad de Arquitectura de la UMSA.
“Yo he hecho un cordelato, y es material reciclable, mi instrumento está dentro de la familia cordófona o instrumentos de cuerdas. He utilizado una cuerda de guitarra, una lata de durazno al jugo y un tubo de plástico PVC y un vaso. Este instrumento se parece a algunos instrumentos chinos”, dijo Édgar Gutiérrez, quien actualmente cursa el segundo semestre
Gutiérrez asegura que su trabajo está dirigido a los niños que están aprendiendo el violín. Para él, su fabricación no fue fácil, porque el violín no tiene trazos, por lo que la parte más dificultosa fue el hallar las notas, dice el estudiante, mientras rasga su instrumento.
Quispe explica que el trabajo de sus alumnos duró más de dos meses; sin embargo, para empezar sus proyectos, éstos visitaron el Museo de Instrumentos de Bolivia de Ernesto Cavour, ubicado en la calle Jaén. Además fueron capacitados con charlas y videos, lo que les permitió tener una idea más clara de lo que se requería para la fabricación. A esto se sumó la habilidad que cada uno tiene, unos son buenos para vientos, otros empezaron a fabricar instrumentos aerófonos, guitarras o charangos electrónicos. Los que están involucrados con la percusión combinaron la parte electrónica, tecnológica y artesanal.
Durante el trabajo de construcción de las nuevas herramientas musicales se tenía que probar la sonoridad de los materiales desechables. También se utilizaron focos, cartón, cascabeles, lápices, latas y mucho material de plástico.
El propósito del aporte fue el de desarrollar el oído en los estudiantes y discriminar auditivamente, además de construir instrumentos a partir de cuatro grupos: aerófonos, cordófonos percusión y electrófonos. El costo de estos aparatos no fue elevado, en la mayoría primó la creatividad, la reutilización y aprovechamiento de los materiales de desecho para reducir la contaminación.
Aparatos caseros para exportación
El musicante, un instrumento de percusión que fue construido por Javier Zárate, otro de los alumnos participantes, se dirige a niños de siete a 10 años y fue construido con un pedazo de fierro, desde el cual cuelgan varios grupos de cascabeles y campanitas de diferentes tamaños; según el autor, esto permitirá que los estudiantes mantengan un ritmo continuo, además que el niño podrá acostumbrarse a dos sonidos diferentes .
David Quispe, docente de Psicopedagogía Musical, explicó que entre los proyectos se presentaron algunos instrumentos innovadores, como es el charango futurista, que tiene una base electrónica; el armonín, un instrumento elaborado con de tubos PVC; las zonajas, elaboradas con envases de CD y rellenos con cereales, que pueden ser exportados en el futuro.
El costo de estos instrumentos fue reducido y su elaboración, casera.
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