Posiblemente este título no llame la atención. Es el número que tiene que ver con los graduados ingenieros químicos de la carrera de Ingeniería Química de la UMSA en los 56 años de existencia de esta especialidad. Una aproximación aritmética puede inferir 6 graduados por año, que nos muestra la pobreza y las limitaciones de un país para preparar a sus recursos humanos responsables de la industrialización y el aprovechamiento de los recursos naturales que se encuentran en el país.
Esta es la forma más clara de mostrar que la industrialización nunca ha sido una prioridad del país, sea el gobierno que sea, tenga la tendencia que tenga, sus políticas y sus políticos se han encargado de postergar en forma indefinida el desarrollo condenando al país a las actividades de la simple explotación de sus recursos.
Otra hubiera sido la historia si se diseñaba y respaldaba políticas de industrialización en beneficio del país. Estas políticas requerían de intenciones serias de hacer de los recursos naturales productos acabados con valor agregado, resultado de los procesos industriales en los que los jóvenes postulantes a ingenieros químicos son educados y capacitados. Sin embargo, la realidad es otra, es una realidad caracterizada por la ausencia de planes de industrialización, centros industriales capaces de crear demandas de técnicos y profesionales especializados; ausencia de investigación del aprovechamiento de los recursos naturales renovables y no renovables de origen mineral, agropecuario, forestal, energías alternativas, desarrollo de capacidades regionales y locales. En resumen, la decisión de querer ser diferentes. Está ampliamente demostrado que en los países que han asumido la industrialización como su principal factor de desarrollo, es la mejor herramienta contra la pobreza y para ello contar con recursos humanos formados y en formación es la mejor alternativa.
Es una responsabilidad nacional permitir que la imaginación, junto al esfuerzo y al apoyo financiero contribuyan y apoyen el desarrollo industrial en cualquier tamaño de emprendimiento y en todo el territorio nacional. El desarrollo industrial no puede ser resultado de modas o avatares de una sociedad. Es un proceso de largo plazo con visiones al futuro. El esfuerzo de las casas superiores de estudio para formar recursos humanos es solamente una etapa, la respuesta mayor tiene que venir de las organizaciones estatales responsables de planificar el desarrollo industrial. El sector industrial será el sector que va a aprovechar estos recursos, junto a las inversiones y la tecnología se podrá garantizar al mercado nacional y de exportación productos de calidad que tienen en su composición no solamente materias primas nacionales y tecnologías adecuadas, sino el compromiso y responsabilidad de profesionales nacionales que han sido educados en nuestras universidades.
Los proyectos programados por el actual gobierno ya tienen varios años de maduración y desarrollo, como el aprovechamiento del hierro, que sólo ha logrado la explotación en bruto del mineral de hierro (chancado), la industrialización del gas natural que pretende la fabricación de paneles de plástico para viviendas o la obtención de carbonato de litio, de la cual no se tiene noticias. Sería importante conocer la calidad y cantidad de los recursos humanos involucrados, la participación de las universidades y los institutos de investigación en estos proyectos, y sobre todo la incorporación de tecnologías y el rol de las autoridades de ciencia y tecnología en el desarrollo tecnológico e industrial del país.
Se debería de una vez estimular y apoyar un desarrollo tecnológico que deje atrás las prácticas industriales convencionales y obsoletas, y junto a las universidades diseñar un desarrollo que incorpore los recursos humanos capacitados y las nuevas tecnologías que garanticen un verdadero valor agregado a los recursos naturales.
Ojneb Gross es Ingeniero Químico
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