Reprobar el examen de ingreso a la universidad pública puede representar una de las experiencias más frustrantes para los bachilleres. La familia puede jugar un rol fundamental para que el joven no vea la experiencia como un simple fracaso.
Postular para el ingreso a una universidad significa una presión muy fuerte para los bachilleres que en algunos casos se preparan durante varios meses para poder rendir un buen examen e ingresar a formarse; sin embargo, no aprobar puede generar reacciones ansioso-depresivas especialmente en la población más vulnerable como lo son los adolescentes.
Milton Hernández B, Psicólogo peruano consideró que en algunos postulantes la presión familiar, la escasa preparación preuniversitaria y la falta de confianza en sí mismos, son la causa para que los jóvenes sientan una intensa frustración, tristeza y sentimientos de culpa al conocer los resultados desaprobatorios. "Estas son reacciones que de no ser identificadas y tratadas oportunamente pueden dar lugar a conductas autoagresivas y/o de riesgo", explicó.
¿Qué hice mal? ¿Qué cosa me faltó por estudiar? ¿Cuántos puntos me faltaron para aprobar? son algunas las preguntas más comunes que se hace una persona que no pudo aprobar el examen. Este hecho afecta incluso a las personas que parecen más duras y preparadas para superar estos percances; sin embargo, es un golpe duro.
el apoyo familiar. Es evidente que en esta circunstancia, las sensaciones negativas van a estar ahí, sin embargo, el joven debe saber que no es el fin del mundo, y para esto los padres y familiares deben tener una actitud positiva y de apoyo para que pueda superar estas emociones y retomar su preparación con mejor ánimo.
El manejo adecuado de esta situación en el joven, dependerá de las reacciones de los padres o de aquellos familiares importantes para el estudiante como los tíos, hermanos o primos. "Si estas personas brindan apoyo al joven en su duelo, este dolor se irá disipando y tomará esta experiencia negativa no como un fracaso, sino como un aprendizaje”, señala Ana Ysabel Sánchez, psicóloga del centro Pamer de Perú.
no es tiempo perdido. Es importante que el bachiller tenga una conversación honesta con sus padres, en la que estos le hagan ver que, si no ingresa a la universidad, debe analizar en qué falló para no volver a cometer los mismos errores en las siguientes postulaciones, y que pase lo que pase, ellos lo seguirán queriendo como parte importante de la familia.
El estudiante no debe asimilar la reprobación simplemente como tiempo perdido. La psicóloga Paula Meneses indica que muchas veces no se le otorga al joven el tiempo necesario para informarse y conocerse a sí mismo. No ingresar puede brindar un tiempo de mucha utilidad para mejorar los métodos de estudio, desarrollar competencias emocionales o perfeccionar algún idioma.
cuidado con el adolescente
No reprobar puede generar conductas ansioso-depresivas en los más jóvenes.
no todo debe ser negativo
No es tiempo perdido, es una experiencia que permite mejorar.
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