El legado educativo que ha dejado la misionera estadounidense Meredith Anne Scheflen Weidmann, que falleció la mañana del lunes, beneficia a más de 4.000 estudiantes de los colegios Río Nuevo y Berea, y de la Universidad Evangélica Boliviana (UEB). Sin embargo, las promociones de colegiales y profesionales que salieron de estos centros educativos son más, sin contar los cientos o quizás miles de personas que recibieron ayuda incondicional de la mano de esta mujer, nacida en Estados Unidos.
La pujanza de esta mujer emprendedora, de sólidas convicciones cristianas y de inquebrantable voluntad para lograr sus objetivos, hizo que en principio edificara el colegio Río Nuevo, que se convirtió en la primera cooperativa educacional de la capital cruceña y que ya cumplió medio siglo de servicio.
Poco tiempo después emprendió un segundo objetivo, la construcción del colegio Berea, que el 22 de septiembre cumplirá 50 años de creación, fecha en la que se esperaba contar con la presencia de la señorita Mery, pero el destino no lo permitió.
Algo similar ha sucedido con la UEB, que el 13 de agosto cumplió 31 años de funcionamiento. Para la señorita Mery, la casa de estudios superiores se convirtió en su prioridad, puesto que la mayor parte del tiempo de la misionera estadounidense se lo dedicó a este emprendimiento. Quienes la acompañaron en sus últimos días de vida afirman que quería ver la universidad consolidada.
Ulises Sánchez, presidente del directorio que está a cargo de la obra dejada por la señorita Mery, asegura que ella tuvo tal desprendimiento y amor por su misión evangelizadora que nunca puso su nombre a ninguna de las obras educativas en las que invirtió su dinero y el de su familia.
“Es solo un mito aquello de que ella era millonaria o de una familia que tenía fortuna. Sus padres eran de clase media en Estados Unidos”, asegura Sánchez, que el 31 de este mes presentará la biografía de la fundadora de la UEB, en la que cuenta a lo largo de 84 páginas, divididas en nueve capítulos, la vida de esta hija ilustre de la ciudad, nombrada con este título por el Concejo Municipal de Santa Cruz de la Sierra en septiembre de 2007.
Luego de dos días de velatorio, hoy el cuerpo de la señorita Mery será llevado a su última morada en el cementerio Las Misiones a las 15:00, luego de las honras fúnebres que se tienen previstas.
«El libro se llama Yo soy americamba»
Ulises Sánchez | Abogado y escritor
- ¿Cómo decidió escribir la biografía de la señorita Mery?
- Era una idea que la venía pensando desde el año pasado, pero tomé la decisión de hacerlo luego de una visita que le hice y la vi bastante decaída. En aquella ocasión me preguntó si escribiría su libro y fue entonces que tomé la decisión. El libro se llama Yo soy americamba.
- ¿Por qué ese nombre?
- Ella se sentía muy de la tierra cruceña. Digo en mi libro que ella hace una conjunción de identidad, porque no renunció a lo que significaba ser estadounidense, pero adjuntó en su nueva identidad lo de camba, porque decidió quedarse en esta región hasta su muerte.
- ¿Qué mujer conocerá el lector en este libro?
- Una mujer con principios sólidos, luchadora permanente por sus ideales y servidora de Dios. Una persona que nunca se dejó vencer por los problemas, pese a los ataques e inconvenientes que soportó en su labor luchando por los jóvenes. Los lectores encontrarán una señorita Mery comprometida con Bolivia.
Sus hijos, sin consuelo por la partida de Mery
Aunque la señorita Mery tomó la decisión de no engendrar vida en su vientre y dedicarse íntegramente al servicio de los demás, esta misionera estadounidense tuvo varios hijos, que aún no aceptan su partida de este mundo.
Susy Justiniano, una muchacha que por más de 11 años compartió su vida al lado de la fundadora de la UEB, fue una de sus hijas adoptivas. Le dio cariño, enseñanza y la oportunidad de profesionalizarse, por eso al momento de hablar de ella sus palabras se entremezclan con lágrimas.
Algo similar pasa con María de Lizárraga, una mujer que llamaba mamá a Scheflen, de quien recibió su apoyo incondicional para sacar adelante a su familia. Junto a ellas, Ana Rivarola, que cuidó de la misionera hasta los últimos días, son testimonio del otro legado que dejó esta gran persona.
Más detalles de una gran mujer
Llamado. La señorita Mery inició su vida de evangelización a los 12 años, cuando vivía en Estados Unidos junto a sus padres Albert Edward Scheflen y Anne Katherine Weidman Scheflen.
Familia. La madre de la fundadora de la UEB tuvo un hermano llamado Albert Edward Jr. Scheflen, que murió al igual que su padre en territorio estadounidense. Su madre Anne Katherine acompañó a la señorita Mery en su trabajo de evangelización desde 1956. Murió en Santa Cruz el 25 de septiembre de 1995 y sus cenizas fueron enviadas a su tierra natal.
Llegada. Fue enviada a la zona de Guarayos, en un avión carguero de combustible. Al pisar suelo cruceño no tuvo el choque cultural que dicen haber sentido otras personas. En sus memorias cuenta como anécdota que sus maletas fueron llevadas a su hotel en un carretón y ella fue hasta el pueblo en un caballo.
Partida. La gente cercana a la señorita Mery dijo que ella preparó todo para su funeral y entierro. Desde su ropa hasta el color de las flores, blanco.
Dos colegios y un centro de estudios superiores
UEB
Camino a consolidarse
Las actividades para celebrar los 31 años de su creación, que los cumplió el 13 de agosto pasado, se realizarán el miércoles 31 de este mes con la entrega de mejoras en la U.
Rio Nuevo
Medio siglo de servicio
Se convirtió en la primera unidad educativa en la ciudad, que trabajó bajo el modelo de cooperativa. La señorita Mery y su mamá compraron los terrenos.
Berea
Camino a las bodas de oro
En esta unidad educativa nació la UEB, ya que en sus instalaciones se formaron a la par bachilleres y universitarios. El 22 de septiembre cumplirá 50 años de creación.
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