Las últimas marchas de protesta encabezadas por universitarios, médicos y representantes del sector salud tuvieron como principal característica nuevas forma de protesta que dejaron de lado los dinamitazos para traer a la palestra globos llenos de pintura y canicas, piedras con clavos y jeringas.
Con estas características los perjuicios para la ciudadanía se redujeron en alguna medida puesto que el daño auditivo bajó pero el daño se trasladó a los efectivos policiales, quienes tuvieron que combatir contra nuevas medidas radicales.
Guillermo, uno de los estudiantes de medicina que participó de esta lucha, aclaró que estas medidas fueron adoptadas para que los ciudadanos de a pie no sufrieran tanto con su protesta ya que no deseaban ocasionarles perjuicios pero su lucha era inminente.
“Nosotros no hemos querido utilizar otros artefactos como la dinamita porque no sabemos como encenderlos o en que momento lanzarlos, ni siquiera donde, además es muy alto el riesgo más aún cuando se pretende hacerla estallar en sectores urbanos. En el caso de los petardos admitimos que los utilizamos pero en cantidades menores porque tienen un alto costo, por lo tanto, una de las iniciativas aplicadas como el uso de globos con tinta e inyecciones surgió ante la posibilidad de generar una protesta en contra de sectores represores de la protesta social, como es el caso de la Policía, esa acción es más individual y perjudica menos a la sociedad en cuanto a su salud”, explicó el universitario.
A pesar de lo declarado, la innovación de incluir globos con pintura generó un notable daño al ornato público, en especial a las paredes del Ministerio de Salud. Asimismo, los uniformes y escudos de los efectivos policiales quedaron teñidos de rosado, aunque, según la versión de los estudiantes, pueden ser limpiados con agua.
Otra de las características fueron las canicas que fueron incluidas al interior de estos globos dañando con mayor fuerza a los policías.
Por otra parte, las jeringas nacieron cuando los efectivos de la institución verde olivo reprimieron las marchas con un supuesto uso desmedido de gas lacrimógeno y al determinar que ambos bandos se encontraban muy cerca optaron por amenazarlos con estos insumos sin darles a conocer cual era el líquido en su interior.
Esta medida no obtuvo mayor relevancia porque no se dieron a conocer daños entre los uniformados pero, en su momento, admitieron que sentían cierto temor ante las arremetidas de los universitarios.
Estas acciones causaron más de una sonrisa entre los transeúntes quienes, luego de los conflictos se quedaron varios minutos contemplando a los afectados que con los colores transformados se mantenían cumpliendo su labor en puertas de los edificios públicos.
“Al perecer la tinta es al agua porque hemos lavado nuestros escudos y las chamarras y por suerte ha salido, lo malo es que la tinta de las botas no sale sólo lavando sino que hay que nuevamente utilizar tinta negra para que retome su color”, explicó uno de los uniformados afectado por las medidas de protesta.
Por último, los marchistas optaron por defenderse de los agentes químicos con piedras a las que se les habían colocado cientos de clavos para que ocasionaren un mayor daño, mismas que eran arrojadas sin temor y terminaron hiriendo a varios uniformados, entre ellos autoridades del Alto Mando Policial.
A estas medidas se agregaron también los clásicos tomates que en esta ocasión eran lanzados hacia los uniformados con la intención de dañarlos físicamente y manchar sus trajes. Por el costo de los mismos, los universitarios optaron por buscar los de menor tamaño.
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