Andrew Ng y Daphne Koller, dos profesores de Stanford, se aventuraron hace año y medio a crear Coursera, la primera plataforma de cursos gratuitos a través de Internet que ha reunido a más de una docena de universidades estadounidenses. Intriga y escepticismo rodearon sus comienzos, tanto por parte de sus estudiantes potenciales como del profesorado. Pero después llegaron Harvard y el Massachusetts Institute of Technology (MIT), las dos instituciones más prestigiosas del país, con su propia versión, EdX.
Nuevo servicio. Hace una semana, Coursera dio otro paso que, según Ng, es tan “natural” como la creación de la plataforma: conectar a los estudiantes con ofertas de empleo. Han recibido ofertas de trabajo (del 54% de 2011. El nuevo servicio permite a cualquier empresario acceder a una lista de posibles candidatos para el puesto de trabajo que oferta y saber los resultados que han obtenido en sus cursos. Los alumnos pueden registrarse voluntariamente o solicitar que no se comparta su información académica. Una vez que la empresa ha elegido al alumno, Coursera hace de intermediaria -como dueña de la información- y contacta con él para saber si está interesado en la oferta. Las empresas después pagan a Coursera una cuota por cada contacto y la universidad que ofrece las clases en las que participó el alumno también recibe un porcentaje.
No hay comentarios:
Publicar un comentario