El portal de información del concurso señala que este evento nació con la idea de capacitar a futuros abogados en la promoción y protección de los derechos humanos.
Las bases generales de este concurso requieren que los estudiantes deben argumentar los méritos de un caso hipotético, el cual se basa en un tema que está siendo debatido actualmente por los operadores del Sistema Interamericano de Derechos Humano. La temática de este año es: Derechos de Personas Lesbianas, Gays, Bisexuales y Transgénero.
María Laura Zeraín asegura que los estudiantes interesados en participar en el concurso deben ser estar cursando la carrera de Derecho y participar en equipo.
Por su parte, Mariana Avilés señaló que ambas compañeras se enfocaron en la elaboración de un documento con la temática de la vulnerabilidad de los derechos de este grupo social en la temática del matrimonio.
Estas universitarias representarán el papel de abogadas de un estado, en este caso ficticio, y su postura frente a los acusadores, las que señalan que sus derechos se han vulnerado, caso específico la unión matrimonial.
“Es un caso hipotético en el cual asumimos roles y defendemos nuestra postura jurídica sobre una temática”, asegura María Laura Zeraín.
Este concurso cuenta con la participación internacional de 117 países, los cuales se presentan en un juicio, tal cual se realizaría la versión real. Habrá una traducción trilingüe simultánea (español, portugués e inglés).
El objetivo de la American University Washington College es lograr la participación voluntaria como jueces del concurso de abogados expertos en derechos humanos, miembros de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos e individuos del Cuerpo Diplomático de distintos países.
Los ganadores se harán acreedores de becas completas o caso contrario hacerse acreedoras al 50 por ciento del costo de las maestrías.
De igual manera los exparticipantes se ganarán la posibilidad de presentarse anualmente a los cursos de especialización o maestrías; pero también les sirve para crear una red de interrelaciones entre los exparticipantes, quienes ahora trabajan en una organización no gubernamental local, nacionales o internacionales, oficinas de gobierno dedicadas a los derechos humanos, así como también en la Corte Interamericana de Derechos Humanos y en alguna comisión.
Zeraín asegura que el simple hecho de estar allá como participante ya es un gran logro, puesto que es un gran currículo para su formación profesional.
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