Los datos ocultos. La investigación científica está cobrando relevancia en el campo jurídico y requiere de investigadores o peritos que estudien la evidencia y obtengan la información precisa.
Un simple papel en la escena de un crimen puede ser la clave para esclarecer un caso y así dar con los responsables del hecho. Sólo se requiere estudiar minuciosamente y científicamente ese objeto.
Algunos lectores habrán quedado cautivados por la serie “CSI: Miami”, -si no la conocen se trata de un programa de televisión estadounidense que refleja el trabajo del Laboratorio de Criminalística de la Policía de Miami Dade.
En esta serie los detectives forenses no dejan de lado ni un detalle, ni partículas, ni olores; todo... absolutamente todo es información útil para resolver un caso.
Estos detectives procuran estar un paso adelante en el proceso de investigación y su pericia los lleva a resolver casos increíbles. La práctica de la ciencia forense no sólo se aplica en la pantalla chica; pues en todo el mundo existen institutos forenses, donde capacitan a los nuevos forenses. Cochabamba no es la excepción.
Se trata del Instituto Nacional de Ciencias Forenses “INCIF”, su rector el Dr. Julio E. Monroy Delgado señala que el centro que dirige aporta al sistema educacional, que es abierto a todos los planes con estrategias y actividades a fin de difundir la ciencia y la tecnología forense.
“Las Ciencias Forenses aplican los métodos científicos a cuestiones legales. Es un apasionante campo de estudio, complejo y multidisciplinar. En ellas se emplean principios (químicos, físicos, biológicos, así como de ciencias sociales y jurídicas) para la resolución de casos legales” señala Julio Monroy.
Esta es una ciencia que ha ido en constante crecimiento y en evolución; por eso este instituto tiene el objetivo primordial de formar investigadores y peritos forenses para que el país cuente con recursos humanos calificados y se cree una verdadera policía científica. De esta manera esta acción logrará crear un servicio eficiente para la comunidad, “esta es una respuesta a los actuales desafíos de la criminalidad tanto nacional como extranjera, que en la actualidad se viene viviendo en nuestro país”, asegura Julio Monroy. Es que para este rector el nuevo Código de Procedimiento Penal requiere de este tipo de profesionales porque es una disciplina en rápida evolución, que adquiere importancia cada vez mayor en los ámbitos científico y jurídico.
El creciente número de casos de violencia, voluntaria o no, son generadores de conflictos que involucran con frecuencia la necesidad de profesionales o peritos que brinden una respuesta cabal y lo más científicamente posible a estos casos judiciales; y, por otro lado, la exigencia creciente en cuanto al rigor y la seguridad de las pruebas científicas producidas en el lugar de los hechos enfoca un nicho que requiere ser tomado en cuenta para el futuro.
Dentro el aula
No cabe duda que hoy en día los hallazgos e investigaciones pueden cambiar el destino de las personas o modificar el curso del dictamen, situación que en el pasado podía quedar sin acusación o sin desenlace.
La tecnología y los conocimientos están a la vanguardia y no es simplemente entrar a la escena del crimen y comenzar a recoger información. Esta ciencia requiere de capacitación y cumplimiento con cabalidad con los requisitos exigidos.
La capacitación de un técnico medio es una labor de tres años, divididos en seis semestres, funciona bajo el sistema modular.
Al finalizar este periodo de formación el alumno podrá ejercer como técnico superior en Ciencias Forenses. Hasta la fecha este instituto cuenta con ocho promociones, cada una de ellas con un promedio de 23 alumnos, es decir que se formaron 184 técnico superiores.
“El 2003 no teníamos ni docentes que nos ayuden a dictar las clases. Es así como se convocó a la sociedad a que se capaciten y que luego ellos sean los docentes”, asegura Julio Monroy.
Herramientas de trabajo
La formación profesional se inicia con las asignaturas jurídicas, debido a que este profesional debe tener la capacidad de desenvolverse con mucha pericia y además tener conocimiento básico del sistema judicial.
De esta manera podrá cumplir con mayor profesionalismo las tareas encomendadas e incluso, llegado el momento, puede protegerse porque conocerá sus derechos y las condiciones que requiere su formación.
Posteriormente, el rigor de la actividad del investigador exige que los alumnos conozcan y dominen varios tipos de herramientas e instrumentos que se utilizan para no contaminar una escena del crimen, entre ellos los precintos de seguridad, los materiales de recolección de muestras y la señalética para colocar en cada caso.
Una vez que el postulante está seguro de continuar con la carrera comienzan las clases más específicas, entre las primeras están Anatomía, Medicina, Toxicología y Psicología Forense, Métodos y Técnicas de Investigación Forense y Criminalística, Metodología de la Investigación, Accidentología Vial Terrestre, Oratoria Forense.
Entre otras temáticas están primeros auxilios, ascensos y descensos, lectura de cartas, supervivencia.
Todo este conocimiento los ayudará a encontrar evidencias, por ejemplo: fluido orgánico (sangre, saliva, sudor) esto proporciona información adicional. También sustancias inorgánicas, como restos de pólvora, elemento fosforado y otros; es que todo brinda información de la escena del crimen.
De acuerdo a Monroy el investigador forense debe tener en cuenta que los hallazgos obtenidos en una escena del crimen son evidencias relacionadas con el hecho y que en base a ellos se transmitirá el resultado de su participación.
Además éstos contribuirían a aclarar las dudas; “esto es poder dar herramientas que soporten las responsabilidades legales a partir de las intervenciones de un profesional”, señaló el rector.
Es por ello que el investigador forense es capacitado en diversas áreas: medicina, autopsias, necropsias, toxicología, biología y odontología forense. Además de estudios de especialización en documentación forense, defraudaciones, estudio y cotejo, planimetría forense, maquetas, representación de escenas, uso de cámaras y fotografía forense.
Avance tecnológico
Debemos recordar que la ciencia forense tiene grandes ventajas, cuando a países del primer mundo se refiere, pues tiene acceso a los avances tecnológicos y la disponibilidad de mayores recursos de laboratorio; pero en Bolivia aún no contamos con muchas de estas novedades aunque a nivel elemental sí, por ejemplo: Europa y Norteamérica cuentan con un programa computarizado para elaborar identikit de una persona, en el cual existe gran variedad de encajes de rostro, así como también diferentes estilos de ojos, nariz y boca; e incluso algunos detalles extra como gafas, color de ojos y mucho más.
“Este programa no es de utilidad en Latinoamérica porque los genotipos son diferentes”, señala Julio Monroy.
Otro de los elementos que los futuros investigadores tienen a su alcance son los estudios de laboratorio, con la ayuda de ellos es que se puede determinar el tipo de fluido corporal encontrado o la naturaleza química de un líquido hallado en la escena del crimen.
Uno de los aspectos más importantes en la actividad forense es la cadena de custodia, la cual tiene como objetivo primordial evitar que la evidencia física material sea dañada, contaminada, destruida, alterada o sustituida; porque es la prueba o evidencia de un hecho delictivo.
“Por medio de la cadena de custodia, el juzgador podrá tener absoluta certeza que el elemento probatorio encontrado servirá de base para el dictado de una sentencia condenatoria o absolutoria” dice Monroy.
Desarrollo de las prácticas
Una vez que el aspirante cuenta con la capacitación necesaria es momento de salir al campo de acción, es así como los profesores y alumnos salen a la calle para recrear sucesos o eventos en los que se pone en práctica todo lo aprendido.
Es ahí donde los futuros detectives o peritos ponen en práctica todos sus conocimientos y donde son juzgados para ver si tienen el temple y la madera para continuar con la carrera.
No hay comentarios:
Publicar un comentario