Sus manos y memoria llevan el recuerdo de décadas de trabajar en aquello que hizo posible hacer realidad una familia, un proyecto de vida. La resignación ante la jubilación, la pérdida de una compañera de vida o, por el contrario, la energía para seguir adelante forman parte de las historias que se entrelazan en la Universidad para la Tercera Edad de la Universidad Católica Boliviana (UCB).
"Yo pensé que la vida se acababa ahí, pero sigue adelante”, es el pensamiento recurrente de aquellos que han pasado los 55 años. Y es que ellos saben algo que los demás parecen ignorar: llegar a la tercera edad es inevitable, es parte de la existencia.
¿Pero quién está preparado para eso? Tampoco para ser padres existen escuelas. Pero la Universidad para la Tercera Edad ha dado respuesta a sus expectativas.
En las clases, los amores de décadas rejuvenecen a ritmo de tango, las pérdidas se hacen llevaderas y los deseos de seguir contribuyendo a la sociedad son posibles.
Un amor de tango
Antonio Romero, de 66 años, dedicó su vida a ser técnico de aviación especializado en motores. Se jubiló a los 32 años de servicio cuando tenía 55.
Su vida está rodeada de mujeres, lleva 43 años de matrimonio, tiene tres hijas y seis nietas. Fue por la prensa que se enteró de los cursos de la universidad y decidió volver a estudiar.
"Estamos desarrollando nuestra segunda juventud. Aquí hemos conocido nuevas amistades. Yo paso en la actualidad computación y técnica vocacional, en la que aprendemos a cantar”.
Pero es el tango, que llevó en 2013, que aprendió a bailar junto a su esposa y que continúa practicando en la Casa Argentina.
Para Romero, se trata de aprender cosas que nunca imaginó, pero no con la idea de generar ingresos o mantener a la familia, como se hace en la juventud, sino con la libertad que da el gusto de simplemente abrirse a lo nuevo. En su caso, de la mano de su pareja a ritmo de un bandoneón.
Aportando a la sociedad
Wilma Crespo, de 59 años, estudió educación parvularia en Europa por varios años durante su juventud. Luego estudió economía, desarrolló una carrera en la banca y en la Organización de Naciones Unidas.
Fue al llevar a la madre de una amiga a la Universidad para la Tercera Edad, que se interesó en los cursos e ingresó, en 2013, al programa anual de Gestores Sociales. En éste se llevan clases de historia, psicología, pintura, literatura y telares, entre otros.
Madre de un varón y una mujer quienes ya se independizaron. Crespo continúa pasando cursos libres de aeróbicos, el arte de escribir y la expresión interior.
"La expresión interior es un enfoque psicológico de la vida personal de cada quien y de detalles que por lo general no se habla porque son tabú. La viudez, la muerte, la soledad, el divorcio, son algunas de las situaciones que se aprenden a sobrellevar”, explica.
Pero su ímpetu no sólo la llevó a aprender cosas nuevas, como bailar salsa, sino asistir y colaborar en la Casita del Adulto Mayor, en Villa Fátima, en clases de terapia ocupacional.
La viudez y los cuentos
Marcelo Salinas, de 74 años, dedicó su vida a la carrera militar y sirvió 35 años al Ejército. Cuando se jubiló a los 55 años realizaba trabajos esporádicos en el área de seguridad, entre otros. Tiene tres hijos varones y una mujer.
Se enteró de la Universidad de la Tercera Edad antes de que su esposa, Bella Cuéllar, falleciera. Pero no fue hasta que enviudó, y se sumió en la depresión, que su hija, con quien vive, lo inscribió para el curso anual de Gestores Sociales, en 2012.
"Me encontraba en una fuerte depresión. Asistir me ayudó a mejorar anímicamente y socialmente. Fue una experiencia por demás maravillosa. Actualmente paso clases de cuentacuentos y computación”.
Fue en el curso de cuentacuentos que escribió la historia en la que narra cómo conoció a su esposa en Roboré, Santa Cruz, y surgió el amor entre ellos. Después de más de 40 años de casados y haber enviudado, ella sigue siendo su musa.
Aprender a envejecer
Wilma, Antonio y Marcelo admiten que no es suficiente querer adquirir nuevos conocimientos, sino que muchas veces no existe quien quiera enseñarles. Incluso, en algunos casos, los familiares no tienen tiempo o no quieren hacerlo. Por ello, la Universidad Para la Tercera Edad fue una respuesta para sus necesidades.
Se trata de aprender a envejecer, explican los entrevistados. "Se debe asumir las capacidades que se tienen y que se ven disminuidas de alguna manera”, manifiesta Crespo.
Entre tango, cuentos y ayudar a otras personas de la tercera edad, su deseo de aprender no ha disminuido.
Si hay una cosa que ellos quisieran es que los jóvenes entiendan que envejecer es parte del camino de la vida. No es el fin de la ruta, sino una forma diferente de recorrerla, sin prisa pero con más sabiduría.
Datos sobre la los cursos y la universidad
Gestores El curso de Gestores Sociales es un programa de formación bajo un sistema mixto que promueve en los estudiantes el descubrimiento de su actuación social y política para mejorar sus condiciones de vida en la comunidad.
Plan El plan de estudios del programa tiene una duración de 160 horas en aula y 30 horas de trabajo social distribuidas en tres trimestres. En ese tiempo, los estudiantes participan de los Talleres de Formación Práctica con los Módulos de Aprendizaje.
Talleres También se realizan talleres permanentes de autoconocimiento y memoria.
Contacto Los teléfonos de la Universidad Católica Boliviana son 2785152, 2782818 y - 2783771. Preguntar por la Pastoral Universitaria.
"Estamos desarrollando nuestra segunda juventud. Aquí hemos conocido nuevas amistades. Yo paso en la actualidad computación”.
Antonio Romero
"La viudez, la muerte, la soledad, el divorcio, son algunas de las situaciones que se aprenden a sobrellevar”.
Wilma Crespo
"Me encontraba en una fuerte depresión. Asistir me ayudó a mejorar anímicamente y socialmente”.
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