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domingo, 6 de abril de 2014
Bar abierto y alcohol barato, el secreto del negocio del ‘bautizo’
En la ciudad de La Paz hay empresas que evaden el control público gracias a la informalidad y que organizan fiestas y eventos con diversas temáticas para universitarios y jóvenes. Su secreto es la oferta de bar abierto y la venta de bebidas baratas o a granel.
El sábado 22 de marzo, Ariel Mauricio Moya Quispe, de 22 años, alumno de la carrera de Administración de Empresas de la Universidad del Valle (Univalle) perdió la vida por intoxicación alcohólica. Su padre lo recogió casi inconsciente de la “Chupivalle, el bautizo”, que comenzó a las 14.00 del viernes 21 en la Casa de Piedra del barrio Amor de Dios, y acabó a las 03.00 del día siguiente.
El evento fue organizado por Joda Sur Producciones, que se promociona en Facebook desde 2012. Esa mañana la fuerza anticrimen también realizó el levantamiento legal del cadáver de Daniel Zeballos, de 31 años, quien había asistido al mismo evento.
El hecho puso bajo la luz estos eventos y a las empresas que los organizan. El Gobierno Municipal de La Paz salió a aclarar que Joda Sur es una firma ilegal, que la Casa de Piedra es un garaje que no tenía licencia para hacer de discoteca y como salón de eventos, y que no hay una norma que regule estas actividades.
La Razón entrevistó a seis estudiantes de cuatro universidades privadas que participaron de este tipo de fiestas y con dos exorganizadores. Estas celebraciones son organizadas por grupos de dos o más personas, por lo general otros estudiantes que desean generar sus propios ingresos.
Carecen de licencia de funcionamiento y efectúan, por lo bajo, hasta tres celebraciones al año con temáticas tan diversas como “El bautizo” universitario o la “Fiesta de la primavera”, “Halloween”, “Amigos con derechos” o “Comadres”.
“Cualquier persona puede organizarlas, pero son amigos que se reúnen porque van a sacar ganancias, para lo cual alquilan un local. La última vez lo hicimos en una piscina. Yo he hecho tres fiestas, no he tenido permiso de nada, hemos cancelado al local, solo lo alquilas para un evento”, contó a este diario Luis, un expromotor de fiestas, quien no quiere ser identificado para evitar represalias.
El gancho para atraer a los universitarios es la oferta de bar abierto, que generalmente dura de una a dos horas, solamente con pagar una entrada de Bs 50. Cuatro de seis estudiantes coincidieron en que la bebida que se ofrece es la más barata, a granel, y hay casos en que está adulterada, ya que es adquirida de negocios de la calle Manco Kápac.
Sin embargo, en los avisos en que se publicitan estos festejos aparecen como auspiciadores casas importadoras y marcas conocidas. Luis resaltó que él usaba el ron R. y el vodka C.
Diez litros cuestan Bs 60, más la adquisición de 30 litros de jugos para la combinación suman Bs 90 en total. “Entonces tenemos 30 litros de trago a ese precio. Que la entrada cueste Bs 40, la organización da réditos y se gana”, añadió.
Aunque el gerente propietario de Joda Sur Producciones, Chava Vigabriel, aseguró que las bebidas son originales y se venden por botella, Romina, de la carrera de Publicidad, dijo que: “en la ‘Chupivalle’ anterior todos estaban con tragos truchos. Como todo estaba tan lleno, en la calle había como 200 personas, había chicas que no se podían ni parar”.
Los “bautizos” son para beber y bailar; la pintura, competencias o el trato degradante quedaron atrás, de acuerdo con los consultados.
Pedro contó que en ningún momento desde que comenzó el baile en un local del barrio Los Pinos lo “bautizaron”. “No hay un ritual. Solo es una fiesta donde venden trago, bailamos y nos vamos”, remarcó.
Diego, quien estudia Informática y que en su momento fue un organizador de estas celebraciones, sostuvo que en algunas no piden el carnet de identidad, por lo que pueden ingresar a la fiesta sin problemas menores de 18 años.
“En mi caso, dábamos empleo a otros muchachos para repartir los volantes, hacer propaganda o vender las entradas, como mínimo por Bs 200. A las fiestas que fui había menores”, confesó.
“En 2013, cuando tenía 19 años, fui a una de estas fiestas. Entré sin pagar porque no había guardias y no me pidieron mi carnet”, dijo Jaime M., de la carrera de Turismo.
Tampoco se verifica si los asistentes portan armas punzocortantes, contundentes o de fuego.
Luis relató que en una ocasión se produjo una pelea entre dos, y que el agresor le “reventó” el ojo a su contrincante con una manopla de acero. “También ingresan a veces ‘toritos’ (armas defensivas que descargan electricidad)”.
Carla G. hizo hincapié, además, en las discusiones y enfrentamientos entre jóvenes ebrios. En estos casos no llaman a la Policía porque “hay el riesgo” de que clausuren el local y decomisen la bebida, ello implica una pérdida para los organizadores porque deben devolver el costo de las entradas, explicó la universitaria.
¿Es una práctica cerrar las puertas del local hasta que acabe la fiesta? Faustino Moya, padre de Ariel Moya, denunció que cuando fue a recoger a su hijo a las 20.00, las puertas de la Casa de Piedra estaban cerradas y que pese a que golpeó no le dejaron ingresar. Retornó a las 03.00 y recogió a su hijo semiinconsciente.
En las entradas que fueron repartidas para la “Chupivalle” del 21 de marzo, una cláusula indica que los asistentes no pueden salir, excepto en los casos de emergencia probada.
Luis indicó que se aplica esta medida de control porque “algunos entregan sus manillas de ingreso a otros para que entren gratis”.
Un estudiante que no quiso identificarse, mencionó que muchas veces los organizadores alquilan locales pequeños y los asistentes deben pasar la velada incómodos y apretados, por lo que no pueden ni bailar. “Por ganar dinero meten mucha gente”, apuntó. También se denunció que hay organizadores que hacen uso de otro Número de Identificación Tributaria (NIT).
¿Por qué no hay baile sin alcohol? “Estos jóvenes abusan del alcohol, ya que éste regula emociones o decepciones, por ejemplo una persona que tiene fobia social, bebe y puede relacionarse con la gente”, señaló.
Para organizar una fiesta no se necesita un permiso de la municipalidad, aunque estas empresas de eventos informales operan regularmente.
Teófila Guarachi, representante de la Defensoría del Pueblo en La Paz, sostuvo que son las autoridades locales quienes deben hacer los controles a eventos y negocios ilegales.
“Es pertinente evitar estos riesgos. Solicitaremos a la Alcaldía que no solamente en estos lugares, sino en otros donde se expenden bebidas alcohólicas se haga el control y se impida lo que va en contra de la integridad física”.
La Razón también se comunicó con la Universidad del Valle, la Universidad Católica San Pablo (UCB) y la Escuela Militar de Ingeniería (EMI). Las dos últimas tenían programados sus bautizos y en la “Chupivalle” iban a rifar 100 entradas.
El Departamento de Comunicación informó que la UCB no se iba a referir al tema. Claudia Calderón, directora de Relaciones y Extensión Universitaria de la Univalle, reiteró que la casa de estudios no promueve este tipo de eventos, que representan “un tema aparte” y de asistencia voluntaria de cada persona.
“Lo que hagan fuera de nuestras aulas escapa al control; sin embargo, hacemos las recomendaciones correspondientes para que nuestros estudiantes no tengan que exponerse”, sostuvo el coronel Álvaro Ríos, rector nacional de la EMI.
Los estudiantes que organizaban el “bautizo” para el 30 de abril suspendieron el evento tras los dos decesos, según la cuenta de Facebook de los Ebrios Muy Inteligentes (EMI).
Policía solo actúa si hay delitos, riñas o peleas
La Fuerza Especial de Lucha Contra el Crimen (FELCC) solamente interviene en las fiestas u otros eventos similares de carácter particular cuando se cometen delitos o se transgrede la normativa vigente.
“Lo que no puede hacer la Policía es cerrar las puertas del evento o decir a sus visitantes que se vayan”, afirmó el coronel Adolfo Cárdenas, comandante regional de la FELCC, de la zona Sur de La Paz.
Entre estos festejos privados se hallan los “bautizos” universitarios, uno de los cuales culminó con la muerte, el 29 de marzo, de dos asistentes. “Solo si se comete algún ilícito estamos en la obligación de intervenir, clausurar y proceder al arresto o la aprehensión de aquellas personas que sean responsables del hecho ilícito”, aclaró el jefe policial.
El intendente del Gobierno Municipal de La Paz, Mauricio Ruiz, declaró, por su parte, que al ser ilegales, es difícil controlar las actividades de las empresas organizadoras de estos eventos. “Cuando son entidades ilegales es difícil (ubicarlas), están atados (sic) bajo la clandestinidad. Si son privados, no se puede controlar, porque no son actividades comerciales”, argumentó, aunque la organización de fiestas para jóvenes o adolescentes es una actividad económica.
Quienes conozcan de la organización de estos eventos deben llamar a la Intendencia, que clausurará el local o decomisará lo ilegal, sugirió.
Los jóvenes deben dejar números de referencia
Los jóvenes deben informar a sus padres a dónde van y dejarles el número telefónico de la persona que les acompaña a un evento social para evitar riesgos, recomendó el coronel Adolfo Cárdenas, subcomandante de la Fuerza Especial de Lucha Contra el Crimen (FELCC) de la zona Sur.
Deben informar, además, dónde y en qué local será la fiesta, en qué horario se efectuará y qué tipo de festejo es. Sin embargo, esta sugerencia no fue aplicada en el caso del estudiante de la Univalle Ariel Moya Quispe, cuyo padre se presentó a las 20.00 en la Casa de Piedra, del barrio Amor de Dios, donde se celebraba un “bautizo”. No le abrieron la puerta y cuando retornó a las 03.00 del sábado 22, su hijo ya tenía muerte cerebral, según los médicos.
“Padres e hijos deben negociar la hora de retorno y dejar el celular del amigo más cercano”, sostuvo Cárdenas. En caso de peligro, estos datos ayudarán a la Policía a realizar un trabajo de investigación. “Cuando no retornan a la hora señalada, se da un compás de espera y luego se activa el número para realizar las averiguaciones”.
El jefe policial también sugirió a los jóvenes resistir la presión de los amigos o compañeros de estudios y evitar el consumo exagerado de bebidas alcohólicas, al punto de perder la conciencia.
“Se aconseja que no consuman mucho alcohol, solamente lo necesario, ya que puede estar adulterado. Además, nadie es adivino para saber si es legal o ilegal la fiesta (o la organización), o si el local tiene o no autorización”, dijo.
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