Un garzón, un carpintero, un agricultor, un diseñador gráfico y una niñera encabezan la dirigencia universitaria de San Simón.
La vida detrás de los líderes de la Federación Universitaria Local (FUL) refleja una faceta diferente a los encendidos discursos, a las marchas, movilizaciones y huelgas de hambre protagonizadas por los estudiantes.
Estos dirigentes hacen del campus de la Universidad Mayor de San Simón (UMSS) y de las calles de la ciudad su campo de batalla y de los contenedores sus trincheras de lucha.
“Soy garzón”, cuenta Osvaldo Erquicia, el primer secretario general de la FUL. El estudiante de Ingeniería de Sistemas se hizo visible a raíz del último conflicto en la UMSS, cuando protagonizó una huelga de hambre por más de 30 días y permaneció tapiado durante una semana.
Trabaja desde que salió bachiller, hace ocho años. Junto con su tío se encarga de atender con bebida y comida en diferentes eventos sociales, principalmente los fines de semana. Gracias a sus ingresos logró adquirir una computadora, indispensable para su carrera, asegura.
Vive con su abuela, sus papás y cuatro hermanos en el barrio minero 10 de Diciembre, en la zona de Pacata Alta, a pocas cuadras de la parada final de la línea de trufis 130.
Nunca les alcanzó el dinero, pese a que sus padres trabajaron toda su vida. Según el urista es porque sigue vigente la explotación laboral e injusta distribución de la riqueza.
Su mamá siempre se dedicó a lavar ropa y a la limpieza de domicilios y oficinas, de tal manera que los hermanos Erquicia crecieron al cuidado de su abuela, Natalia Solórdano viuda de Céspedes.
La mujer tiene más de setenta años y todavía vigila a sus nietos.
Erquicia permanece hace siete años en la UMSS y, según sus cálculos, egresará dentro de dos y medio. Reconoce que las principales limitaciones fueron la falta de un respaldo económico, que le obligó a trabajar, y las falencias en su formación escolar.
Su propósito es salir profesional y trabajar para mejorar las condiciones de los más necesitados.
AGRICULTOR “Yo nunca pensé en ser dirigente”, asegura Marcelo Arévalo. Pero la línea trotskista, leninista y socialista del frente Unión Revolucionaria de Universitarios Socialistas (URUS) lo atrajo a sus filas por su línea ideológica. Ahora no piensa dejar atrás su opción política.
“No le tengo miedo al trabajo”, dice Arévalo. Desde que era estudiante de colegio se dedicó a la albañilería. También trabajó como garzón en heladerías de la ciudad.
Junto con sus cinco hermanos pasó su infancia y parte de la adolescencia en una guardería del Ejército de Salvación. Su madre trabajaba todo el día como modista y no podía cuidarlos, explica.
Además de su vida en San Simón, se dedica al cultivo de alfalfa en un terreno de 6.000 metros cuadrados que tiene su familia en la comunidad de Chullpa Moqo, en Sacaba. También genera ingresos con la comercialización de libros, muchos editados por docentes de las carreras de Derecho y Ciencia Política.
Estudió Ciencia Política. Ahora espera fecha para su examen de grado para una segunda carrera que hizo, Derecho.
Su debilidad es su hijo, el bebé tiene un año y cinco meses y es la alegría del líder.
Apuntes.
Familia
Los estudiantes dirigentes de San Simón pertenecen a familias numerosas. Sus padres no cuentan con trabajos estables y se dedican a tareas informales.
Formación
El trabajo ha sido parte de la vida de los dirigentes, desde su adolescencia. La pasión por la ideología marxista es lo que une a los líderes de la Federación Universitaria Local.
Autonomía
En San Simón, uno de los principios fundamentales es la autonomía respecto a cualquier poder, sea éste social, político o económico, y la libertad académica.
Es un contexto democrático, libre de toda interferencia que menoscabe el cumplimiento de sus finalidades específicas de formación, investigación e interacción social.
Es de carácter irrenunciable e impone obligaciones y reconoce derechos a las autoridades, profesores, estudiantes y dependientes administrativos.
“Conozco tanto de la madera como de la política estudiantil”
Conoce tanto de la carpintería como de la política universitaria. Jarlin Coca creció entre la madera, el aserrín y la maquinaria del taller de su padre.
Es el mayor de diez hermanos, y el que más responsabilidades tuvo.
Leer y escribir son su pasión. Su madre, profesora de Literatura, fue quien le inculcó estos hábitos.
Recuerda que desde pequeño redactó poemas y cuentos. Cuando cursaba segundo de secundaria (ahora cuarto) ganó el premio departamental al mejor cuento por su obra “El Indio Americano”, otorgado por la Mesa Redonda Panamericana de Cochabamba.
Esta grata experiencia se repitió en el ámbito nacional. En el campo internacional consiguió el tercer lugar. Su desempeño como escritor fue reconocido, y en 1994 fue declarado Joven Talento.
Se destacó como líder desde su época estudiantil, en el último año de colegio organizó el frente Juventudes Bolivarianas.
Jarlin Coca es el secretario ejecutivo de la Federación Universitaria Local (FUL). Asumió la dirigencia durante tres gestiones consecutivas. La última fue en noviembre de 2013.
Es miembro activo de la Unión Revolucionaria de Universitarios Socialistas (URUS).
Fue elegido también consejero facultativo por la carrera de Derecho ante el Honorable Consejo Universitario, máximo órgano de decisión docente estudiantil.
Se declaró en la clandestinidad porque sobre él pesaban varios mandamientos de aprehensión, debido a los procesos que le sigue la Universidad Mayor de San Simón, desde la gestión del rector Juan Ríos.
Coca considera que el caso más serio es la acusación por la toma de las instalaciones de la Federación Universitaria Docente (FUD), en septiembre de 2006.
Está casado con Fabiola Bustillos y tiene dos hijos, de 11 y 3 años, son Mateo y Camila.
Coca se refiere a su esposa como un ángel que lo ayuda y comprende. Gracias a ella puede dedicarse a la política universitaria, asegura.
También trabaja en el bufet de su pareja. Comenta que él se graduó de la carrera de Derecho por excelencia académica, en 2001.
Ahora tiene su propio taller de carpintería, en el barrio Fabril, en la zona de Huayllani, Sacaba.
Se siente realizado porque se desenvuelve en actividades con las que se realiza como persona.
Actualmente, estudia Ciencia Política en la Facultad de Ciencias Jurídicas y Políticas.
Marcia Torrico se considera toda una revolucionaria
Marcia Torrico es la única mujer visible de la Federación Universitaria Local (FUL).
Tuvo una importante participación en los últimos conflictos de la Universidad Mayor de San Simón, cuando las puertas permanecieron cerradas por 12 días.
Desde que conoció el marxismo decidió hacerse revolucionaria y dejar de lado sus ambiciones personales.
Es estudiante de la carrera de Psicología, y los niños es su segunda pasión, después de su doctrina política. Ella abrió una guardería que funcionó por cinco años, hasta fines de 2013.
Tuvo que cerrar la guardería debido a dificultades económicas a causa del decreto que establecía el pago de un doble aguinaldo.
Es la mayor de tres hermanas. Su papá trabaja en la Empresa Nacional de Telecomunicaciones y su mamá se jubiló del magisterio.
Reconoce que avanzó lentamente su carrera, debido a la combinación entre el trabajo y la dirigencia universitaria.
Ahora su mayor satisfacción es ser madre. Su bebé tiene un año y once meses. Su hija nació de su corazón, expresa la líder.
Se siente satisfecha por el nuevo descubrimiento que es ser madre y a su hija le da una entrega total. Una vida en familia, más íntima y plena.
Rememoró su partipación en la Guerra del Agua como estudiante de base.
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