La producción científica de la Universidad Mayor San Simón (UMSS), desde la más especializada biotecnología hasta las teorías innovadoras de las ciencias sociales, es fructífera y valiosa. Por ese centro de educación superior pasaron maestros como los investigadores Martín Cárdenas, así como Arturo Urquidi, Ricardo Anaya Arze, Dick Ibarra Grasso, sólo para mencionar algunos nombres, que dejaron huellas en el desarrollo de la botánica, el derecho, la política y la arqueología, respectivamente.
El sistema universitario se había propuesto tener en 2007 en sus universidades unos 300 doctores que potencien y desarrollen la investigación científica. En 2014, sólo la UMSS pasa la centena de doctores en diferentes áreas, desde la sociología hasta la ecología y la estadística.
Según el exrector de la UMSS, autor de un libro titulado “Apuntes acerca de la producción del conocimiento científico en la Universidad Mayor de San Simón”, Alberto Rodríguez, ésta invierte alrededor del 15 por ciento de su presupuesto anual en investigación Científica y tecnológica (apreciaciones al 2014, incluyendo aportes del IDH).
Rodríguez sostiene que pese a que en Bolivia la investigación es una actividad marginal de las universidades, en ellas se crea la mayor parte del conocimiento científico, tecnológico e innovador del país.
El exrector presentará este compendio el próximo martes 11 a las 19:00 en el salón del Consejo Universitario. A propósito de su nuevo libro, conversamos con la exautoridad.
– ¿Qué beneficios trae su libro para la región y el país?
– La Universidad Mayor de San Simón contribuye con más del 10 por ciento de la producción científica y tecnológica en el país. Estos conocimientos, sin duda, ayudan a superar la pobreza y podrían hacerlo más aún si es que se aprovecharan más aún.
– ¿Qué lo motivó hacer un libro que intente sistematizar, de manera general, la producción científica de la UMSS?
– Para armarme del material base, he recurrido a lo que siempre me preocupó desde que era estudiante. ¿Para qué estudié ingeniería? Me cuestioné si lo hice por moda, para aprender y seguir aprendiendo en la fábrica, en la asesoría tecnológica, en la Corporación de Desarrollo, en la cátedra o en la dirección universitaria. No me interesaba hacer una historia de lo que es este continuo aprendizaje, sino recuperar ese ímpetu y ganas de saber más que se mueve en la vida académica del mundo y, por supuesto, también en la de Cochabamba. Sin duda, para la adquisición de experiencia uno requiere estar siempre en continuo aprendizaje, pero eso no es suficiente, la investigación sistematiza los conocimientos y de ahí nace la ciencia (…) Eso es lo que hacen los científicos que acreditan a nuestra universidad.
– En la segunda parte de su libro, menciona qué científicos de la Universidad Mayor de San Simón han contribuido al desarrollo social y político del país. ¿Es verificable este alcance?
– Los conocimientos que han contribuido generaciones anteriores de docentes e investigadores de San Simón es invaluable. Éstos organizaron el Estado boliviano, contribuyeron a propiciar y cimentar la autonomía universitaria, aportaron a las Constituciones Políticas del Estado de 1938, de 1967 y hasta del Estado Plurinacional. También impulsaron las reformas revolucionarias de la posguerra del Chaco y de la revolución del 52. Por otro lado, apoyaron el afianzamiento de la identidad nacional desde el estudio de las riquezas arqueológicas y hoy se prosigue asentando identidad-patrimonio.
– ¿Qué hicieron en ciencias naturales y agrícolas?
– El estudio de la naturaleza y suelo bolivianos fue transmitido al mundo por el gran maestro y científico Martín Cárdenas que investigó a las cactáceas y solanáceas. También recientemente se ha hablado de las propiedades de la quinua y de otros productos alimenticios, conocimientos que ya tienen una larga data en San Simón. También se ha investigado sobre la flora y fauna de los parques nacionales y de la región.
– ¿Y el desarrollo económico e innovación tecnológica?
– En la segunda parte del libro se puede encontrar información sobre la producción de conocimientos para el desarrollo, la industrialización, el mejoramiento ambiental y la innovación tecnológica. Este rostro joven, que tiene alrededor de últimas cuatro décadas, es resultado en gran parte de la facultad que fundé yo. Por otro lado, acreditan en gran proporción los estudios y servicios prestados en lo demográfico y de necesidades de agua en Cochabamba y en el país. También las certificaciones y exportaciones de semillas mejoradas, así como del buen rendimiento de forrajes. Siguen ese rumbo, avances en innovaciones tecnológicas y biotecnológicas y de la laguna Alalay, que están esperando las decisiones de la Gobernación y de la Municipalidad en la conversión de basura en abono orgánico y del tratamiento a la laguna. En cuanto a la salud, son importantes el tratamiento de la leshmaniasis y del chagas.
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