El desempleo de los jóvenes que salen de la universidad con un título es alto y preocupante.
Según la Fundación para la Producción (Funda-Pro), el 47 por ciento de ellos no logra conseguir trabajo. Y los que si lo hacen pueden demorar hasta 18 meses.
La mitad de estos jóvenes está empleado en un área que no corresponde a su formación académica durante los cinco años de estudio.
El informe también establece que de 10 matriculados en una universidad privada, 4 logran titularse y solo 2 consiguen trabajo.
Estos datos reflejan la falta de seguimiento real a los titulados del sistema universitario boliviano y acciones concretas para insertarlos en el mundo laboral.
UN PLAN La Universidad Central (Unicen) ha creado una política académica basada en cuatro pilares fundamentales.
Así lo explicó el rector, Ramiro Bustamante, a tiempo de referirse a los atributos que buscan los jóvenes, padres de familia y las empresas, en una casa superior de estudios.
“Los estudiantes esperan, además de enseñanza, tener un trabajo inmediato. Los padres, que sea un empleo seguro y las empresas, que los profesionales conozcan la realidad de su carrera”, manifestó.
Dijo que la Unicen está comprometida con el futuro laboral, por lo que ha creado el Centro de Oportunidades Laborales que permitirá la evaluación del desempeño laboral y la bolsa de trabajo virtual a nivel nacional e internacional. Asimismo ha consolidado convenios con empresas para responder a sus necesidades de profesionales y las prácticas académicas externas con el objetivo de iniciarse en el mundo laboral.
Según Bustamante, con este plan se pude garantizar, como hasta ahora, que el 85 por ciento de los profesionales de esta universidad tengan un trabajo al momento de obtener su título.
DEBILIDADES Uno de los mayores problemas, que deriva en el desempleo de los jóvenes que se titulan, es la falta de una vivencia real, que es fundamentalmente trabajar bajo presión. Por otro lado, la autoridad universitaria mencionó que en las aulas se da mucha teoría y que los profesionales no saben tocar las puertas.
“Son falencias del egresado. Pero también vemos que antes el Estado era un gran empleador y dejó de serlo desde la privatización. Ahora está volviendo, pero todavía hay una gran demanda”, agregó.
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