El uso de las Tecnologías de Información y Comunicación (TIC) en la educación superior avanza, tanto en el país como en otros del mundo, a paso lento pero seguro. Además se ha convertido en una herramienta por completo inherente a la educación.
Sobre ello conversó con Inversión Dan Levy, profesor titular de Políticas Públicas y presidente de la Facultad de Fortalecimiento de Aprendizaje y Enseñanza de Excelencia de la Escuela Kennedy, Estados Unidos, quien visitó nuestro país gracias a una invitación de la Universidad Católica Boliviana (UCB).
Con el conocimiento que tiene sobre el uso de las TIC en la educación superior, ¿cómo observa su avance en Bolivia?
-No puedo dar un diagnóstico específico, pero en Bolivia, como en muchos otros países, las universidades están ahora intentando adaptarse a esta revolución tecnológica en la educación superior. Tanto en Bolivia como en todos lados, incluyendo EEUU, estamos aún en la primera etapa de un proceso de decisión de cómo usar estas tecnologías para el aprendizaje. En esta primera etapa todavía prima la idea de tratar de hacer lo que se hace en el salón de clase y ponerlo sobre el formato digital; ese no es un uso tan bueno de la tecnología, esta debe servir para hacer lo que uno no puede hacer en el salón de clase.
¿Cuáles son los principales obstáculos que impiden que las TIC sean utilizadas de forma óptima?
-Un obstáculo en este momento es que todavía no sabemos cómo usar la tecnología en su ventaja comparativa. En los cursos en línea en este momento, mucho del formato común que uno observa es la grabación de un profesor que le habla a la cámara. Eso no es muy distinto de ir a un aula y escuchar al profesor hablando; entonces no es una tecnología que esté siendo utilizada en su ventaja comparativa. Hoy se ven cada vez más ejemplos de cómo la tecnología sí puede usarse de ventaja comparativa, pero creo que hasta ahora la adopción ha sido un poco lenta.
Eso me lleva a la segunda barrera: uno de los principales factores que impide el uso de la tecnología es que es costosa. Es más caro, tanto para el profesor como para el alumno, invertir el tiempo usando esas tecnologías en vez de aparecer en el salón de clases. Son dos factores importantes: que aún no hemos explorado realmente las ventajas comparativas, estamos en plena etapa de experimentación; y que los modelos que están surgiendo son un poco costosos.
¿En algún momento podrá llegar a reemplazar la educación virtual a la presencial?
-Hay un gran debate hoy en día acerca de si eso va a suceder o no, es una muy buena pregunta. Mi visión es que la va a complementar, pero no la va a sustituir. Pero quizás mi visión tiende a querer preservar mi trabajo, porque si la educación virtual reemplaza a la presencial, muchos profesores nos quedamos sin empleo.
Pero va más allá de eso. Hay ciertos aspectos de la educación que no se reducen a la pura transmisión del conocimiento y esos son los que benefician mucho al intercambio entre profesores y estudiantes y al intercambio entre estudiantes; ahí la tecnología puede ayudar, pero no puede sustituir completamente. El hecho de que ayude y complemente significa que va a cambiar la manera en que las cosas presenciales suceden; por ejemplo, mucha gente proyecta que habrá menos universidades en el futuro, de aquí a cinco años. ¿Será que la tecnología va a reemplazar y va a sustituir completamente a las universidades? No creo, pero sí va a sustituir a algunas.
Más allá de sustituirlas o no, ¿cuál es la importancia del uso de las TIC en la educación actual?
-Como ventajas importantes del uso de las nuevas tecnologías en la educación, la primera es que ayuda a personalizar la educación. Cuando en el aula un profesor habla sobre cierto contenido y los estudiantes están en el mismo lugar, el estudiante no elige en ese momento qué actividad hará, sino que va al ritmo del profesor. Pero cuando se piensa en las ventajas de las tecnologías se puede imaginar escenarios donde, a medida que el estudiante evoluciona en el sistema, éste se va adaptando a los intereses y habilidades de quien lo opera. Así uno puede conocer el avance individual de los estudiantes y saber qué camino tomar. En cambio, en una sala de clases es muy difícil personalizar la educación, el profesor hace muchos esfuerzos, pero es mucho más difícil. Es una ventaja clave que aún no se ha explotado lo suficiente, pero que la sobrepone sobre el modelo presencial de hoy.
La otra ventaja es que puede enriquecer la educación presencial, porque si un profesor puede pedir a los estudiantes que hagan avances en educación virtual antes de entrar al aula, la educación que reciben en el salón puede enriquecerse muchísimo por varias razones. Una: los estudiantes logran mayor conocimiento sobre el tópico que se va a discutir y el profesor puede tener una sesión más profunda e interactiva. Dos: el profesor puede recolectar información de cómo están los estudiantes en ese tema y hacer su plan de acuerdo con el conocimiento que ya traen, eso es algo que antes no se hubiera podido hacer. Estas son ventajas y maneras de complementar la educación presencial.
¿Cómo va el uso de las TIC en educación superior en otros países?
-Está avanzando, pero todavía no está donde debería. A una parte de lo que describí la llaman blender learning, que es como mezclar la educación presencial y la virtual. Esto se observa más; hay profesores que están pidiendo a los estudiantes que hagan algo virtualmente antes de entrar a la sala de clases, eso es algo que no está universalizado ni mucho menos, pero hay un crecimiento en esas actividades.
Hay dos cosas que no han sucedido. La primera es que algunas de las actividades que los profesores piden a los estudiantes hagan en la parte virtual son todavía muy relacionadas a la transmisión de conocimiento, no hay mucha interacción en el sistema, porque este no es muy inteligente, no se adapta muy bien. Eso se puede mejorar y estamos cerca de hacerlo.
La segunda es que no sé cuánto los profesores están realmente viendo los datos de los estudiantes antes de entrar al salón de clases para adaptarse a ello; una cosa es pedir al estudiante que lea algo en un aula virtual y otra es ver cuán preparado está el estudiante.
Entonces, ¿las TIC están acortando o incluso eliminando las distancias entre docentes y estudiantes?
-Todavía no estamos ahí, pero ese es el potencial. Lo veo como la diferencia entre entrar a una sala de clases sin saber dónde están los estudiantes y entrar sabiendo bastante acerca de dónde están; y no digo los estudiantes como un global, sino los estudiantes como personas. Estamos hablando de la tecnología virtual, pero también hay tecnología en la sala de clases que puede ayudar mucho.
Por ejemplo, hay unos aparatitos que se llaman clickers, también los hay en una versión digital, que permiten que el profesor pueda -durante la clase- ver cuánto están aprendiendo los estudiantes y ajustar su plan de clases durante la clase.
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