En medio de una multitud que hacía vigilia en las puertas del Centro de Estudios Superiores (CESU) en la calle Calama, a las 09:17 horas, llegó en un taxi blanco el universitario herido, Jhon Copaga, acompañado de sus padres.
Su papá, Néstor Copaga, bajó a Jhon envuelto en un aguayo con ayuda de un dirigente universitario y lo puso en una silla de ruedas de frente al CESU.
A los pocos segundos, una multitud de cámaras rodeó al estudiante de Agronomía que fue herido el 30 de julio de 2015 durante una intervención de la Policía en la puerta principal del campus.
Cuando su padre comenzó a dirigirse a los presentes, los ojos de Jhon, que vestía una gorra verde y un deportivo, parecían humedecerse.
Con llanto y en tono emotivo, don Néstor dijo “al pueblo boliviano, como padres estamos dolidos sufriendo por culpa de Waldo Jiménez, Rolando López y Juan Ríos”.
“Estos nunca más deben entrar a la universidad. Mi hijo está llorando a diario y nosotros estamos sufriendo por culpa de esta gente y del Gobierno”, dijo el padre del universitario ante la atenta mirada de los que hacían vigilia.
La representante del Comité Ejecutivo de la Universidad Boliviana (CEUB), Sandra Villafane, que estaba en las afueras del CESU, dijo “censuro cualquier posición docente, estudiantil y administrativa que tenga que ver con la violencia física que se vaya a suscitar en las universidades”.
La dirigente estudiantil Marcia Torrico, que estaba a pocos metros de Jhon, comentó que sus papás lo trajeron porque necesita atención especializada y el rector Garvizu firmó 40 contrataciones de dirigentes estudiantiles que ahora son administrativos. Pidió que a Jhon también se lo contrate o se le dé algún ítem para que pueda cubrir sus gastos médicos, porque hasta la fecha el Rectorado no cumplió su compromiso de pagar todos los gastos hasta la recuperación del estudiante.
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