El hecho de que importantes sectores de la economía boliviana; como el agropecuario, construcción, comercio, servicios comunitarios, restaurantes y hoteles; ocupen muchas personas y aporten menos al Producto Interno Bruto (PIB) del país refleja que los empleados están trabajando por debajo de su productividad, provocando una desigualdad que incide negativamente en la construcción de una sociedad sólida y menos fragmentada, sostiene el investigador y vicerrector de la Universidad Privada Boliviana (UPB), Oscar Molina.
Esta conclusión la manifestó durante la presentación de su libro “Bolivia: más allá de la desigualdad en la distribución del ingreso”, editado por la Fundación Friederich Ebert Stiftung (FES), el mismo que además del ingreso analiza económicamente las desigualdades en las áreas de educación, salud y mercado de trabajo, reflejadas en encuestas y estadísticas que toman datos de los 2000 al 2013.
La idea de una coincidencia entre la proporción de la población empleada en un determinado sector de la economía y el porcentaje de participación que tiene este en el ingreso de un país podría significar una menor desigualdad, explica al señalar que lo contrario puede provocar problemas como el subempleo o conflictos sociales y naturales por la demanda automática de políticas redistributivas.
En Bolivia se puede ver que efectivamente existe una diferencia entre los diversos sectores de la economía y el que presenta mayor contraste es el agropecuario, donde se observa que el año 2000, un tercio (30%) de la población ocupada trabajaba en este sector, y su aporte al ingreso nacional era del 15%, y el año 2013 los porcentajes no cambiaron mucho, siendo 29% y 13% respectivamente. El autor del libro recuerda que en Alemania el sector agrícola emplea al 3% de las personas y aporta al PIB también un 3%.
En el país el sector de la construcción absorbe el 9,5% de la población ocupada y su contribución porcentual al PIB es del 4,3% el año 2013, en el mismo año el comercio ocupa casi al 17% y aporta sólo el 8,8%, el sector de servicios comunitarios sociales, personales y domésticos ocupa a más del 5% de la población empleada y contribuye a la nación con el 4,27%, y el sector de restaurantes y hoteles ocupa al 5,3% y aporta al PIB 2,8%.
Molina aclara que el sector de la minería es diametralmente opuesto por ser una actividad más intensa en capital que en trabajo, los datos del 2013 reflejan que requiere alrededor del 3% de la población ocupada y genera más del 14% del PIB. Situaciones similares –aunque en menor porcentaje- se registran en los sectores de la industria manufacturera, electricidad, gas y agua, transporte, intermediación financiera y el sector de la administración pública.
“Estos datos nos muestran que existe una gran cantidad de población ocupada que rinde muy poco y genera un ingreso bajo respecto al volumen de la fuerza de trabajo empleada en este sector”, señala Molina.
El libro busca profundizar la evolución y el estado actual de la desigualdad en Bolivia, con el objetivo de generar mayor conocimiento y proveer información detallada para la toma de decisiones, ya que la desigualdad social es actualmente uno de los más grandes desafíos, que afecta tanto a países desarrollados como los que están en desarrollo.
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