El gran problema de las cámaras inalámbricas es la duración de su batería. EverCam , en cambio, presume de ser “realmente inalámbrica” y de tener una duración de la carga de 365 días gracias a la batería que monta y a las funciones smart con las que cuenta para ahorrar energía. En realidad la batería no es exageradamente amplia, pero en comparación el resto de cámaras, sí.
Concretamente, la batería que hará que esta cámara se mantenga con carga durante un año completo tiene 13 400 mAh de capacidad.
La cámara, aunque no graba en 4K, tiene una calidad decente, de 1080p, además de tener un ángulo de 140 grados.
Realmente inalámbrica, con Inteligencia Artificial y batería para 365 días
La base de EverCam , que se puede posicionar en cualquier parte, incluye una tarjeta microSD de 16 GB que, aunque no es suficiente para un año completo, comienza a sobrescribir las grabaciones antiguas para poder almacenar las nuevas, algo que podemos solucionar pagando una suscripción de 2,99 dólares con la que conseguiremos almacenamiento en la nube.
Además, tampoco graba la totalidad de lo que ocurre, pues gracias a la Inteligencia Artificial que incluye, es capaz, por ejemplo, de detectar y reconocer caras (nos enviará una notificación cuando suceda). También incluye una cámara infrarroja que le permite a la cámara ver de noche. Mediante la conjunción de todas estas técnicas, además de la detección de movimiento, la cámara no necesita estar grabando constantemente, gracias a esto, la batería puede durar aún más.
Y tiene en cuenta falsas alarmas, como perros, pájaros o pequeños animales que normalmente suelen activar sensores de movimiento o cámaras de este tipo, por lo que no recibiremos molestas notificaciones cada vez que un gorrión esté bebiendo agua de un charco dentro de la visión de la cámara.
Al tener aplicación móvil, podemos usar nuestro smartphone para ver en directo a través de su aplicación qué es lo que está ocurriendo.
EverCam cuenta con resistencia IP66, lo que quiere decir que puede soportar lluvia y otros factores medioambientales, como el polvo. Es decir, se puede poner a la intemperie sin ningún riesgo de que deje de funcionar. Esto lo convierte en ideal, por ejemplo, para dejar la cámara en alguna propiedad a la que no accedamos sino casualmente, teniendo la certeza de que grabará cada vez que detecte movimiento, alguna cara, o diferencias grandes en la escala de temperaturas.
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