domingo, 31 de mayo de 2020

La U cruceña debe dar el paso tecnológico para reducir la brecha

Los expertos en educación advertían que la brecha tecnológica marcaría la diferencia para alcanzar altos niveles en educación. Era fundamental que los países y universidades inviertan en tecnología y en acceso a las mismas por parte de la sus estudiantes. En Bolivia, se repartió a los maestros computadoras con el retrato del expresidente Morales y se dio a los jóvenes del último año de secundaria una computadora para que la usen mientras estaban en la unidad educativa. A eso se limitó la revolución educativa.

Por su parte, la Universidad Autónoma Gabriel René Moreno, entregó a cada docente una computadora con el objetivo de que todos ellos las tengan. En 2016, un proyecto del Vicerrectorado, buscó digitalizar los textos de cada uno de los profesores para que los estudiantes puedan acceder a los mismos desde cualquier dispositivo y de esta manera tengan el material de cada clase disponible. Algunas facultades avanzaron en la digitalización de los textos, otras no. A la vez, la U cruceña se convirtió en la primera universidad del sistema boliviano en tener carreras virtuales.

Sin embargo, llegó la pandemia y desnudó todas nuestras carencias, tanto las de la universidad como las de los estudiantes. La situación de los estudiantes es la más preocupante. Los resultados de una encuesta que realicé entre los alumnos de las clases que imparto en tres carreras distintas, son los siguientes: el 100% de los estudiantes tiene teléfono; el 70 % No cuenta con computadora y acceden a internet a través de sus teléfonos; solo un 20% tiene computadora con servicio de internet y el 10% restante puede acceder a una computadora si alguien se la presta. Con esos datos, resulta imposible pedirles que escriban un ensayo en el teclado de su teléfono. Además, tener un teléfono no es suficiente para la conectividad. Los jóvenes dicen que una clase vía Zoom, les llega a costar 5 bolivianos en megas y no todos tienen el dinero para pagar la asistencia a clases por esa vía.

La situación es grave, y puede derivar a una re elitización de la educación, ya que solo accederán a ella quienes puedan costearla. En una universidad pública resulta poco ético asumir que solo los que tengan los recursos, asistan a las clases virtuales y que después se verá qué hacer con las mayorías que no pueden pasar esas clases.

La Universidad cruceña, debe dar el salto tecnológico y comprar el servicio de una plataforma educativa que permita tener entre otros beneficios, laboratorios remotos y simuladores. Los recursos tecnológicos que estamos utilizando en estos momentos no son los adecuados para la formación profesional. La Universidad tiene los recursos para adquirir la tecnología apropiada, y así para evitar usar programas que son gratuitos pero limitados.

En la década de los setenta del siglo pasado, las autoridades universitarias no dudaron en modernizarse por ello obtuvieron los equipos para instalar un canal de televisión, el primero en Santa Cruz y el segundo en Bolivia y adquirieron el primer sistema informático de una universidad boliviana.
El presente les impone, a las actuales autoridades y al Ilustre Consejo Universitario, el desafío de comprar tecnología educativa acorde a los tiempos, de dotar de verdaderas becas a los estudiantes que no posean computadoras y de posponer el semestre hasta que toda la comunidad universitaria esté debidamente capacitada.

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